GANADORES DEL CONCURSO "MI VERSIÓN DE LOS TRES CERDITOS"





         Gracias a todo el alumnado que ha participado en la realización de las nuevas versiones del tradicional cuento de Los tres cerditos.
          Hoy martes, 6 de marzo, el alumnado de 4º de Primaria, nos ha representado una nueva versión del cuento y además se ha hecho entrega de los premios a los ganadores, los cuales han sido:

1º PREMIO: LOS TRES CERDITOS OLÍMPICOS (Realizado por Educación Infantil)

Nos encanta la versión de Los tres cerditos realizada por Educación Infantil. 





2º PREMIO: LOS TRES CERDITOS FUTBOLISTAS (Realizado por Afonso - 4º Primaria)

   Érase una vez los tres cerditos futbolistas que soñaban en conocer a Messi cerdito y jugar al fútbol profesional, pero como no tenían dinero no podían hacer nada, ellos jugaban en fútbol internacional, el más pequeño era el número 9, el más grande era el número 10 y el mediano el número 11. Sus padres eran pobres y ellos también. Los lobos iban en las clasificaciones primeros y los cerditos segundos. Si ganaban la liga, se llevaban 100.000.000 de €. Cuando llegó la hora de jugar los cerditos vs los lobos... comenzó el partido, los lobos marcaron 5 goles y los cerditos 0 goles. En la segunda parte, el entrenador dijo que teníamos que pasar la pelota, en los 70 minutos los cerditos metieron 5. En los 90 minutos marcaron los lobos más 1. Ganaron los lobos, pero de tanto luchar los cerditos, el premio fue para los dos equipos. Y jugaron al fútbol profesional y conocieron a Messi cerdito. 

3º PREMIO: Empate entre:

         LOS TRES CERDITOS Y EL TORO (Realizado por Andrea - 6º Primaria)

   Érase una vez tres cerditos que eran hermanos. Había un toro que vivía cerca de su casa. Cuando los hermanos se acercaron al pueblo a comprar comida, el toro fue a la casa de los cerditos porque quería una casa. Cuando entró y no había nadie, les destrozó la casa en busca de comida. Cuando los hermanos volvieron, empezaron a llorar. Pero llamaron al albañil para que se la arreglase. Al día siguiente los tres cerditos fueron a recoger la cosecha pero vieron que el toro se la había comido. Hasta que decidieron regalarle la casa al toro y ellos irse a vivir al pueblo.
   Cuando ya estaban en el pueblo, en su nueva casa, podían ir a comprar la comida más cerca, etc. Hasta que un día fueron a visitar al lobo y cuando llamaron a la puerta se encontraron muchos toritos y una vaquilla. Y el toro se lo agradeció porque lo que quería era que su mjer vaca tuviese a sus crías en una casa. Los cerditos le felicitaron. Y les invita a un café.
   Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.


         LOS TRES CERDITOS (Nueva versión) (Realizado por 3º de Primaria)

   Érase una vez un cortijo andaluz situado en el Andévalo onubense, entre los pueblos de Santa Bárbara de Casa y Cabezas Rubias. En él vivían tranquilamente animales de varias especies, entre los que destacaban tres cerditos ibéricos que a todas horas comían bellotas. El mayor de todos se llamaba Colón y se llevaba todo el día explorando el campo en busca de nuevas tierras donde hubiera encinas y alcornoques que le dieran lo que para él era un tesoro: las bellotas. Era un aventurero.
    El otro cerdito tenía el pelo más claro, era más delgaducho y le encantaba leer libros de caballería, tanto que el resto de animales del cortijo lo llamaban Quijote.
   Sancho era el más regordete de los tres; si a Colón le encantaba buscar bellotas en otras tierras, a Sancho lo que le gustaba era darse el banquete cuando Colón llegaba al cortijo con un nuevo tesoro bellotero.
   Un buen día, al amanecer, llegaron al cortijo dos grandes camiones rotulados con el nombre de un circo. En ellos se podía leer "Circo del zoo", el circo de los animales. Los habitantes del cortijo al despertarse se quedaron sorprendidos al ver la cantidad de utensilios que descargaban del primer camión para montar la gran carpa del circo en forma de plaza de toros.
   Nuestros amigos Colón, Quijote y Sancho juntos con el perro del cortijo, que se llamaba Pluto, daban saltos de alegría al ver que del segundo camión empezaron a desfilar una gran variedad de animales, entre los que se podían ver un león, un elefante, un cocodrilo, una mona y hasta un dinosaurio.
   Los tres cerditos y Pluto se decían entre ellos -¡qué bien, ahora podremos pasarlo muy bien jugando con estos forasteros!- le dijo Colón al resto.

  • ¡Sí, y además aprenderemos a hacer piruetas! -contestó Pluto.
   Pero... al día siguiente cuando salía el sol y el gallo cantaba su "kikirikí", los tres cerditos y el resto de habitantes del cortijo despertaron atónitos al ver que toda la cosecha que rodeaba nuestro cortijo había quedado arrasada.
   Quijote, enfurecido al ver tal panorama, decidió irse, acompañado de Sancho, dispuestos a echar de allí a los componentes del circo que según ellos, habían arrasado con toda la cosecha. Pero al llegar al circo, Simba, el rey león, al ver que los cerditos venían con cara de pocos amigos, pegó un gran rugido de alerta para el resto de los animales del circo. Cuando Quijote y Sancho llegaron al circo, el dinosaurio Dino, el ratón Mickey, el cocodrilo Dante, la mona Amelia, el elefante Dumbo y la presumida mariquita Lady Bugg, formaron una barrera que hizo que a los cerditos les entrara un gran temblique en las pata, tanto que más que unos cerditos, parecían unos flanes de gelatina. Se pararon, se miraron y sin pensarlo, empezaron a correr huyendo del circo.
   Cuando llevaban una hora corriendo se dieron cuenta que se habían perdido y su hermano Colón, al ver que anochecía y no regresaban, decidió salir a buscarlos.
   Cada uno sin darse cuenta, había cogido por un camino distinto. Estaban perdidos en medio del Andévalo, así es que cada uno tuvo que hacerse una casa para resguardarse y poder vivir.
   El cerdito Sancho recogió jara, ramas de encina, varas de caña y ramas de distintos árboles y con todo ello construyó un magnífico chozo al lado del arroyo Casa.
   El cerdito Quijote se encontró un gran roble y encima de sus ramas fabricó una maravillosa cabaña hecha con palos de madera y cartón.
   Colon paso la primera noche a la intemperie y como paso tanto frío decidió hacer una casa con piedras y barro y una gran chimenea para poder estar bien calentito.
   Al cabo de los días apareció por el Andévalo un lobo feroz que traía tanta hambre que se le caía la baba y sin darse cuenta empezó a oler a cerdito, y es que estaba justo en la puerta del chozo de Sancho. Así que golpeo a la puerta y el cerdito al darse cuenta de que era un lobo, no abrió. Por lo tanto, el Lobo Darwin, que así se llamaba, empezó a soplar, a soplar y a soplar hasta que derribo el chozo obligando a Sancho a salir corriendo.
   Huyendo por el campo se encontró con una cabaña en un árbol que resulto ser la de su hermano Quijote. Cuando los dos hermanos se vieron, dieron saltos de alegría y se reguardaron en esa cabaña tan chula.
   Pero como el lobo no había saciado su hambre siguió, gracias a su olfato, el rastro que había dejado Sancho y en breve llego al antiguo roble donde estaba la cabaña. Darwin, puso voz fina para intentar engañar a los cerditos y así llamo a los hermanos, para que les abriera la puerta. Quijote que era muy precavido, se asomo a la ventana y comprobó que era el lobo. los dos cerditos, muy asustados, se escaparon por una gran rama antes de que el lobo Darwin, que tenia dos grandes pulmones, derribara la cabaña soplando hacia ella.
   Corrieron y corrieron por todo el campo hasta que, muertos de sed, se pararon a beber en un pozo que encontraron. En ese momento una mano toco la espalda de los dos cerditos y éstos al darse la vuelta vieron que era su hermano Colón. Los tres celebraron con una gran alegría su reencuentro y para ello, prepararon una fiesta con abundante comida en la casa de Colón. La verdad es que tanto Quijote como Sancho alucinaron con la casa de su hermano.
   Pero, por desgracia para ellos, todo no iba a ser alegría y fiesta. Al atardecer, apareció de nuevo, el lobo Darwin que desde lejos olía el humo que salía de la cocina de la casa y que provocaba en él más hambre, tanto que conforme se iba acercando a la casa, más cerca del suelo llevaba su lengua, hecha su boca agua. Al llegar a ella golpeó y golpeó la puerta pero los cerditos no le abrieron. Así que decidió de nuevo, aprovechar sus pulmones para soplar bien fuerte y así intentar caer la casa. Pero le fue imposible. Después de pensar dando vueltas alrededor de la casa vió que en el tejado había una chimenea por la que podría entrar. Trepó hasta llegar al tejado y desde allí entró por el cañón de la chimenea cayendo justo encima de una candela que acababan de encender los cerditos. Se achicharró el culete y los cerditos dispuestos a no pasar más miedo ni huir nunca más, decidieron plantarle cara y lo rodearon.

  • No te muevas lobo feroz -amenazó Colón-.
  • Si intentas hacernos algo te comeremos nosotros a ti -gritaron un poco asustados Quijote y Sancho.

   Pero el lobo feroz un poco sorprendido y asustado por la reacción de los cerdos dijo en voz alta:

  • No, no por favor, si yo no he querido hacer daño a ninguno. Os he seguido todo este tiempo porque no tengo a nadie con quien jugar y solo quería tener amigos y también que me invitárais a comer porque hace muuuucho tiempo que no como nada calentito.
   Los cerditos perplejos y también un poco desconfiados por la respuesta del lobo, decidieron darle una oportunidad y lo invitaron a comer comprobando por sí mismos que decía la verdad. A partir de entonces los tres cerditos y el lobo se convirtieron en amigos inseparables para siempre.
   
             

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